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La ciudad en la era de la sociedad red. - Eduweb, 2023, abril-junio, v.17, n.2. /24-31
Oscar Aguilera
DOI: https://doi.org/10.46502/issn.1856-7576/2023.17.02.2
Cómo citar:
Aguilera, O. (2023). La ciudad en la era de la sociedad red. Revista Eduweb, 17(2), 24-31.
https://doi.org/10.46502/issn.1856-7576/2023.17.02.2
La ciudad en la era de la sociedad red
The city in the era of the network society
Oscar Aguilera
odagui@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-8575-3754
Universidad de Los Andes, Facultad de Humanidades y Educación
Coordinador de HUMANIC, Centro de investigación en Ciencias Humanas, Venezuela.
Recibido: 30/01/23
Aceptado: 31/03/23
Resumen
El artículo se centra en parte de las conclusiones de una investigación sobre cómo concebir la ciudad en
este comienzo del siglo XXI; fundamentada en las nociones de transdisciplinariedad y Sociedad Red, según
Castells, M. 2003. La misma trató sobre diversas maneras, en los últimos 40 años, de aproximarse a una
ciudad intermedia venezolana, generando insumos para discutir, reconstruir y proponer el presente
concepto de Ciudad, inmerso en lo que las redes han impuesto y definido.
Palabras clave: Ciudad, Sociedad Red, Transdisciplinariedad.
Abstract
The article focuses, mainly, on some conclusions of research made on how to conceive the city at the
beginning of the 21st century; based on the notions of transdisciplinarity and the Network Society,
according to Castells, M. 2003. It dealt with various ways, in the last 40 years of approaching an
intermediate Venezuelan city, generating inputs to discuss, reconstruct and propose the current concept of
City, immersed in what the networks have imposed and defined.
Keywords: City, Network Society, Transdisciplinarity.
1. Introducción
Los trabajos del sociólogo Manuel Castells se han centrado en desarrollar y teorizar ideas sobre
la cuestión urbana especialmente, sobre los movimientos sociales urbanos, el surgimiento de la
sociedad en red, y el rol de las ciudades en la economía basada en la información. El mundo
contemporáneo de forma muy rápida dio un giro, las redes se apoderaron de nuestras vidas y
por ende del desarrollo social, político e histórico de la ciudad. La urbe indefectiblemente
evoluciona de modo creciente según lo que las tecnologías de la información actualmente
imponen. Las redes de la información representan una parte importante de cómo la ciudad
evoluciona actualmente, es una manera de extensión del poder, centrado en lo alto de las
organizaciones verticales que configuraron la historia de la humanidad. Las tecnologías red han
servido de infraestructura esencial para que las empresas ubicadas en la cuidad, el comercio, los
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bancos, las escuelas, universidades y en fin todas las instituciones realizarán su restructuración
en términos de globalización, descentralización y redes, más aún en tiempos de pandemia y
aislamiento. Con el COVID 19 y las TIC, la vida cambió, la ciudad cambió, y por ende las
representaciones de ésta también.
Al influjo de la sociedad red, Castells Manuel (2003) le atribuye cinco características: La primera
característica del nuevo paradigma es que la información es su materia prima: porque, primero
son tecnologías para actuar sobre la información. El segundo rasgo hace referencia la capacidad
de penetración de los efectos de las nuevas tecnologías. Puesto que la información es una parte
integral de toda actividad humana, todos los procesos de nuestra existencia individual y colectiva
están directamente moldeados (aunque sin duda no determinados) por el nuevo medio
tecnológico. La tercera característica alude a la lógica de interconexión de todo sistema o conjunto
de relaciones que utilizan estas nuevas tecnologías de la información. En cuarto lugar y
relacionado con la interacción, aunque es rasgo claramente diferente, el paradigma de la
tecnología de la Información se basa en la flexibilidad. No solo los procesos son reversibles, sino
que pueden modificarse las organizaciones y las instituciones e incluso alterarse de forma
fundamental mediante la reordenación de sus componentes. Una quinta característica de la
revolución tecnológica es la convergencia creciente de tecnologías específicas en un sistema
altamente integrado, dentro del cual las antiguas trayectorias tecnológicas separadas se vuelven
prácticamente indistinguibles. (Castell, 2003, p. 88-89).
2. Desarrollo
La ciudad objeto inevitable de la transdisciplinariedad.
El concepto de transdisciplinariedad surge, en principio, como propuesta de cambio paradigmático
de la educación. El concepto como tal, va más allá de una simple dialéctica entre disciplinas, y es
discutido y analizado en los tiempos contemporáneos, además que su concepción y esencia se
ha extendido a todos los campos científicos, ya que los estudiosos han visto con preocupación las
imperfecciones de estudiar un fenómeno desde un sólo ángulo, lo que busca la
transdisciplinariedad es, construir el conocimiento partiendo de la integración de varias disciplinas
del saber humano. La transdisciplinariedad escoge un lugar de convergencia en el cual, desde
cada mirada disciplinaria se observa el problema y se construye la solución, generándose un
espacio común y nuevo, en el que se disuelven las fronteras de las áreas específicas que sirvieron
para esclarecer el problema. En este sentido, revisar o pensar la ciudad desde seis casos nos
obligó a ver el asunto desde la convergencia de saberes: sociológicos, físicos, naturales,
antropológicos, geográficos, entre otros. Es aquí donde reside, justamente, que debamos
adentrarnos en este concepto y su posible aplicación.
Los problemas fundamentales que enfrenta la humanidad contemporánea y en esencia tratar de
“pensar la ciudad” tienen naturaleza compleja, se entretejen prácticamente todas las disciplinas
del saber humano, demandando del concurso de todas las potencialidades que surgen de estudios
inmerso en el campo de las ciencias humanas e incluso de las ciencias en general.
Los enfoques unidisciplinarios, por su estreches fallan o se quedan muy cortos a la hora de
analizar a profundidad un asunto, y en nuestro caso tan complejo y enmarañando como es lo
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urbano, aseguramos que cuando intentamos enfrentar problemas alusivos a la ciudad se requiere
argumentos que se sostengan desde la transdisciplinariedad y el pensamiento complejo. Ahora
bien, para comprender más a profundidad lo que busca la transdisciplinariedad, en especial
cuando se propone como medula del asunto entender la ciudad se precisa comprender qué es el
pensamiento complejo, es preciso recordar lo que el paradigma cartesiano proponía, basándose
en la razón y legitimando su postura en el camino científico y su capacidad de domesticar,
mancillar y conocer el medio ambiente. Esto desde luego postulaba una escisión entre el sujeto
que produce el conocimiento y el medio en el que interactúa, es decir, la naturaleza.
Interesa el concepto que ofrece Carmona (2004), esta investigadora señala que:
La perspectiva transdisciplinaria se plantea estrategias de largo alcance, incluye
enfoques como el marxismo, el utopismo o las teorías del conflicto, los cuales tienden a
hacer énfasis en los estudios cualitativos, la teorización, el uso de la intuición, el
compromiso social y la proposición de cambios profundos, buscando las variables del
sistema. Desde el punto de vista etimológico del término subyace dimensionalidad, ya
que su vocablo está conformado por la preposición latina "trans" y el sustantivo
adjetivado "disciplinariedad". El prefijo "trans", que significa "más allá y a través de", se
utiliza predominantemente para indicar eventos en los que no existen fronteras entre las
disciplinas, es decir, las acciones que se mueven dentro y a través de una determinada
disciplina (s/p).
Cita que permite sostener que en la actualidad el científico social, se encuentra inmerso en un
proceso de separación e integración a su vez, esto promueve que las fronteras se borren o
deshagan y, más que establecer cercos busquen convergencia y encuentro, es decir, que los
vínculos y solidaridades entre las disciplinas deben ser los aspectos que logren cruzarse como
tránsitos entre las culturas, permitiendo a los científicos sociales dar respuestas más acertadas a
un fenómeno específico. Entonces, la transdisciplinariedad podría definirse como la manera más
eficaz de organizar los conocimientos, como lo dijo Michel Foucault (1968) "el mundo forma una
cadena consigo mismo", esto en esencia postula la imposibilidad de separar el conocimiento.
Escindirlo es casi imposible, Morín (2001), en su libro
La cabeza bien puesta
, sostiene que todos
los conocimientos nacen en la historia de la sociedad, por lo tanto, toda la historia de las
disciplinas se inscribe en la sociología de la ciencia (p.117). Por tanto, es preciso entender qué
caracteriza específicamente a la transdisciplinariedad, así se puede señalar tres puntos
específicos, estos son: primero, los elementos que se encuentran entre las disciplinas y que
pueden ser estudiados y analizados por éstas; segundo, los elementos que las atraviesan y las
conjugan y tercero, los que sencillamente, están más allá de lo que las disciplinas postulan y que
ameritan ser examinados.
Morín (2001) a la transdisciplinariedad de los campos científicos la define como "hibridación
fecunda" (p.123) y coloca como ejemplo de esta afirmación la relación que se originó entre los
matemáticos y los ingenieros que en la década de los cuarenta y los cincuenta lograron conjugar
los saber y así pudieron aportar los primeros avancen en el campo de la cibernética, la informática
y la inteligencia artificial. La mayoría de los científicos sociales concuerdan en la necesidad de
que los conocimientos se nutran entre sí, esto contribuye a ampliar el radio de acción de las
disciplinas y a su vez les concede a los estudios una nueva forma de acercase a los fenómenos
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que interesan, haciendo del mundo una unidad y no parcelas con interdependencia entre sí. Se
respeta la diferencia, pero, se busca la conciliación de éstas en las posibles confluencias,
permitiendo un conocimiento más amplio y complejo, capaz de entrever en el diálogo de saberes
humanos un tejido armonioso, esto son los elementos inherentes a la transdisciplinariedad. Según
Morín (2001) no se puede crear una ciencia unitaria del hombre, pues esta osadía disolvería lo
complejo de lo humano, señala este filosofo que "en un sentido todo es físico, pero, al mismo
tiempo todo es humano” (p.124) y define la transdisciplinariedad como el paso de un
conocimiento a otro, ayudado por la sinergia, que progresa en la medida en que se permite ir de
las partes al todo y del todo a las partes, es lo que "constituye nuestra ambición común" (p. 127
y 128).
La transdisciplinariedad como mecanismo aspira un conocimiento relacional, es decir, que todas
las disciplinas que sean utilizadas para dar explicación sobre un fenómeno en particular, puedan
a su vez guardar relación con la cuestión, y debe también preverse que la misma nunca será
acabada, se aspira que surja más bien, el diálogo, la discusión y la revisión fluctuante y
permanente, pues no existe ni existirá un único punto de vista, sino múltiples caras o facetas de
la realidad, pues esta es poliédrica. Resta señalar que, la transdisciplinariedad no elimina las
disciplinas, solo transforma el enfoque disciplinario y expande su radio de acción permitiendo
entender otras dimensiones del saber, se trata de ir un poco "más allá" de los límites disciplinares,
trascender y borrar fronteras, para luego ocupar su lugar, estas disciplinas deben entenderse
como buenos vecinos que aceptan leves intromisiones, convirtiendo a los investigadores en
"advenedizos" que necesitan algún tipo de alimento y refugio para nutrir sus conceptos.
La Ciudad en clave de la sociedad red.
Como lo desarrolla Castells M. (2003) la tendencia histórica de la época actual es que las
estructuras sociales emergentes, los procesos y funciones dominantes, se están organizando en
torno a redes, de ahí el concepto de sociedad de la red. Éstas constituyen una nueva morfología
social de nuestras sociedades y la difusión de su lógica de enlace modifica de forma substancial
los procesos de producción, la experiencia, el poder y la cultura. Nuestra propuesta de que un
concepto actual de Ciudad no puede evadir el horizonte de la sociedad red no se basa solo en la
constatación de que en los últimos 20 años la conexión a internet se ha vuelto mayoritaria, por
ejemplo, según CONATEL, Comisión Nacional de Telecomunicaciones, organismo del estado
venezolano que ejerce la regulación, supervisión y control sobre las telecomunicaciones; para
1919, el 74% de los venezolanos tienen ya acceso a internet (Nieves, 2021). Hablamos de
Venezuela, cuyo estancamiento y retroceso en los últimos 20 años es notable con respecto no al
mundo desarrollado, sino incluso con respecto a su entorno natural, la América Latina, entre otras
desventajas Venezuela es el país que tiene el ancho de banda más bajo de Suramérica (3 Mbps
contra 30 de promedio en Sur América) y sin embargo, quizás como inercia de la situación previa
o más asombrosamente, como adquisición aún a pesar de la crisis, Venezuela posee condiciones
propias de la universalización del uso de las TIC y del uso de las redes sociales.
Tener acceso a internet es condición de base, pero no suficiente, para que las ciudades se
conviertan en digitales y/o inteligentes. Liñares (2016) argumenta sobre las condiciones para que
una ciudad pueda considerarse digital, prefiere el termino ciudad aumentada, tomado de Aurigi
& De Cindi (2008), ahí nos propone:
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…Las Ciudades Digitales son fruto de los cambios derivados del desarrollo e implantación
de la Sociedad de la Información. Este tipo de ciudades comienzan a implantarse en las
ciudades centrándose en el desarrollo de los elementos que la definen. Entre los
componentes destacan los gobiernos los cuales abogan por las TIC para buscar la
satisfacción de la ciudanía y con ello tratar de definir el concepto de Ciudad Digital como
tal. El auge de las TIC y la implantación y desarrollo de la Sociedad de la Información y el
Conocimiento ha provocado cambios de diversa índole en nuestro entorno, véase los nuevos
modelos en el ámbito cultural (nuevos patrones de consumo, nuevas herramientas) en
distintos sectores de la sociedad. La filosofía Web 2.0 ha modificado las formas de
comunicación y participación resaltando la participación ciudadana. Así son numerosos los
estudios acerca de nuevas propuestas de ciudades en las que se aboga por desarrollar una
cultura de ciudad inteligente fruto de una apropiación de las TIC, para llevarlo a cabo. Las
Ciudades Inteligentes buscan sinergias entre las empresas, ciudadanos e instituciones que
apoyándose en Internet y herramientas como las de la mercadotecnia se pretende una
mayor participación directa del ciudadano en todos los ámbitos: entre ellos el político
(p. 1).
Este proceso se hizo inesperadamente mucho más impositivo e intenso a raíz de la pandemia
COVID 2019 pues, el aislamiento decretado les dio a los medios digitales una posibilidad única
de sustituir el uso presencial de la fuerza el trabajo, impuso la educación a distancia, el comercio
digital y hasta la diversión, entre muchas otras cosas; la experiencia de vivir, súbitamente, se
volvió más digital que nunca durante los últimos tres años, y en lo referido únicamente a la ciudad
de Mérida, Venezuela hemos identificado proyectos y propuestas específicas que buscan acelerar
la condición de ciudad digital, ello en el marco de la promoción del desarrollo humano, la
sustentabilidad y las llamadas Metas del Milenio.
En Venezuela en 2022 ha surgido de hecho un incipiente movimiento conformado por diversas
organizaciones que tiene como objetivo la creación de la Red de Ciudades Inteligentes y
Sostenibles de Venezuela, con apoyo de la Tecnología Social SAI. En la búsqueda de este
propósito, la Cátedra Libre Alexis de Tocqueville, dirigida por el Ing. Guillermo Manosalva, ha
celebrado tres ediciones del Simposio Venezolano de Ciudades Inteligentes y Sostenibles en las
ciudades de Valencia, Ciudad Guayana y Maracaibo.
Sin embargo, a pesar de que cuatro de cinco partes de la población tenga acceso a internet y
que un porcentaje muy significativo de esa población interactúe a diario en las redes sociales y
pese a la existencia de propuestas, proyectos e iniciativas locales, estatales y nacionales la
conversión de una ciudad moderna en una ciudad inteligente no ocurre de manera espontánea o
natural.
Como nos señaló Liñares (2016):
Ciudad Aumentada, a grandes rasgos, podemos decir que se trata de un paso más allá del
concepto de Ciudad Digital puesto que este concepto se quedaría obsoleto en el modelo de
Sociedad de la Información actual. Para poder expandirnos en el concepto de Ciudad
Aumentada son muchos los teóricos que basan sus estudios en la necesidad de superación
de la ciudad digital impulsando la Inteligencia Social. La Inteligencia Social la entendemos
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como la interacción con los demás como el elemento clave para la transformación de la
sociedad, consolidando vínculos y redes sociales que mejoran la calidad de vida. En palabras
de Goleman (2006), todos estamos programados para conectar con el prójimo y es el propio
diseño del cerebro el que nos hace ser profundamente sociales. Así la inteligencia va ser el
pilar fundamental en el desarrollo de la ciudad aumentada. (…). Muchas de las definiciones
acerca de la ciudad aumentada giran en torno a la idea de una ciudad real, la ciudad que
todos entendemos y la que habitamos combinada con medios virtuales, pero con unos
matices. Entre los principios de una ciudad inteligente destacaríamos: el impulso por la
quiebra de la brecha digital, es decir, todos estarían conectados con múltiples dispositivos,
la inclusión social, la e-democracia donde su pilar es la participación ciudadana. Destaca así
el servicio de gobierno electrónico necesario para impulsar este tipo de ciudades, el
desarrollo económico sostenible, la colaboración, y buen gobierno. La implantación y
aplicación de cada uno de estos principios nos llevaría a entender la ciudad aumentada tal
y como la hemos definido. Es decir, no se quedaría en meramente una ciudad digitalizada,
sino que iría más allá, aunque ese paso no es sencillo y en nuestro entorno parece un
concepto de ciudad bastante lejano” (p. 5).
Las ciudades inteligentes, digitales y/o aumentadas constituyen, sin duda, un horizonte ineludible
de la evolución de la ciudad pues deviene de la constitución de la sociedad de la información, de
la sociedad del conocimiento. La sociedad red es consecuencia compleja de la actual civilización
global y urbana, pero ello no escapa a las determinaciones y a los limitantes vinculados a las
diferencias económicas, sociales, culturales, territoriales y al grado de desarrollo y a
circunstancias particulares como la brecha digital. Desde la perspectiva de la definición de Ciudad
que propusimos como consecuencia de las seis aproximaciones sobre Mérida que analizamos la
sociedad red y la posibilidad de arribar a sus ventajas y a superar las limitaciones que lo dificultan
o evitan es más que evidente que se corresponden con las dimensiones cognitivas y la dimensión
proyectiva de la ciudad actual.
En el contexto del desarrollo de Mérida aprovechar su capacidad de producir conocimiento para
superar la etapa de sociedad de la información a una fase de sociedad del conocimiento es
apelando a la inteligencia social, a la participación ciudadana y a una sinergia de todos los sectores
y actores de la ciudad que será posible construir una ciudad aumentada, inteligente y digital.
Como señalan Pascual Barrio, Belén & Rueda Ortiz, Rocío (2005) “…Hablar de la “sociedad red”
empieza a ser un lugar común de referencia para describir las sociedades contemporáneas, y sin
duda tal concepto ha generado una relativa apertura para pensar de una manera compleja el
proceso de transformación cultural mediado por las tecnologías de la información. Esta relativa
apertura nos ofrece la ocasión para interrogarnos por la cultura que queremos construir; tarea
que no es exclusiva de la escuela, puesto que requiere de una labor concertada y conjunta de
colectivos e instituciones”. De hecho y en el contexto post-pandemia queremos concluir
preguntándonos más que afirmar ¿Cómo será la ciudad de los próximos años? La respuesta,
aunque es imposible de precisar plenamente porque es una realidad siempre huidiza a la que
deberemos volver para construir de nuevo una representación que cuenta de eso que pudimos
señalar y de eso que siempre queda por fuera. Sin embargo, podemos afirmar sin duda, que la
Sociedad Red separte constitutiva de ella, de modo importante, aunque diferenciado por todas
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las especificidades económicas, políticas y culturales que diferencian de base esa realidad que
constituye la ciudad actual.
3. Conclusiones
A partir de la investigación que alimentó esta propuesta hemos construido una definición de la
ciudad actual que diferencia diversas dimensiones de la misma La dimensión espacial, la
dimensión relacional, la dimensión histórica, la dimensión cognitiva y la dimensión proyectiva. La
dimensión espacial constituye la base material, el lugar que ocupa y que sirve de soporte físico
de la ciudad; hoy en día sin dejar de mantener su papel e importancia cada vez resulta más difícil
conservarle los límites tradicionales estrictamente físicos y/o materiales. En buena medida porque
los limites tradicionales de la ciudad han dejado de tener sentido ¿Dónde empieza y dónde
termina la ciudad? Esa respuesta transciende hace mucho los limites estrictamente físicos pues
los simbólicos, los comunicacionales y los de la representación los ha vueltos insuficientes como
límites. La dimensión relacional la constituyen los individuos y grupos, pero sobre todo los vínculos
que estos establecen entre y que se corresponden a todas las relaciones y a todas las
interacciones compartidas las cuales en la sociedad contemporánea han alcanzado grandes
proporciones y una complejidad considerable. La dimensión histórica hace referencia al carácter
dinámico y cambiante, a la noción de proceso referida a la evolución del fenómeno que su
historicidad le imprime. La dimensión cognitiva referida al extraordinario desarrollo tecno-
científico alcanzado y a la condición de sociedad del conocimiento que caracteriza este momento,
ello además es base de la llamada sociedad red. La capacidad de conocer, explicar y utilizar esos
conocimientos se ha terminado configurando en una dimensión de la ciudad moderna que
ninguna otra ciudad anterior tuvo.
Finalmente, la dimensión proyectiva, la ciudad no es solo un concepto, es sobre todo una realidad
frente a la cual los individuos deben lidiar, deben gestionar, deben planificar y deben orientar. La
capacidad de comprensión, gestión, planificación y orientación es cada vez más una demanda
esencial y muy exigente para hacer de nuestras ciudades realidades mejores y no un caos
destructivo. Hemos reproducido la definición construida para indicar que la Sociedad Red y la
Sociedad de la información y la Sociedad del Conocimiento ofrecen en su interacción dinámica y
complementaria un énfasis en el uso de las TIC para desarrollo de la dimensión cognitiva y de la
dimensión proyectiva.
Hoy en día la capacidad de producir conocimientos potencia la capacidad de comprensión y la
capacidad de proyección de ahí que la reducción de la brecha digital y la superación de los
limitantes que las llamadas metas del milenio han identificado y que el desarrollo humano
propone; nos daría ciudades aumentadas, inteligentes y capaces de mejorar nuestras condiciones
de vida en sentidos muy diversos y en proporciones considerables.
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